EL FUEGO DESTRUYE LA MALDAD

 EL FUEGO DESTRUYE LA MALDAD

Me han preguntado ya, qué como romper una maldición, bueno, te lo voy a explicar con un ejemplo: Si tú tuvieras algún lugar infestado de ratas y quisieras deshacerte de ellas, pues podrías utilizar diferentes métodos para sacarlas, podrías usar unos gatos, introducir agua, utilizar algún químico, etcétera; algunas de estas técnicas serían más eficaces y otras menos.

Pero te aseguro una cosa, que si le prendes fuego al lugar, todas van a salir, todas; y ahí si no importaría si alguna de esas ratas es enorme o muy feroz, no va a quedar una sola de ellas dentro de ese lugar.

Y porque te lo aseguro, pues porque no existen ratas que no le teman al fuego.

Bueno, pues lo mismo exactamente sucede con los demonios, los espíritus inmundos y las maldiciones, podrás hacer muchas cosas para librarte de ellos, pero si tú le prendes fuego a un lugar, seguro todos van a terminar saliendo en algún momento o acabarán siendo destruidos, todos.

Y porqué, pues por lo mismo, porque yo no conozco un demonio, un espíritu inmundo o una maldición que no le tema al fuego o sea destruido por él.

Y a qué fuego me refiero, porque obvio no hablo de prenderle fuego a la persona, sino que me refiero al fuego de la presencia de Dios, ya que la misma Biblia es la que dice tanto en Deuteronomio como en Hebreos que Dios es fuego consumidor, y si es fuego, pues quema.

O en otras palabras como dice Isaías 10:27 “… el yugo se empodrecerá a causa de la unción”, y qué es la unción si no la presencia de Dios.

No por nada uno de los gritos más comunes de los demonios en las sesiones de liberación es: “¡Me quemo, me quemo!”; y porqué gritan así, pues porque realmente la presencia de Dios los está quemando; por eso se van de la persona, porque no aguantan el fuego y mejor terminan saliendo.

De ahí que cuando lo que quieres es sacar un demonio de alguien, echar fuera un espíritu inmundo o romper una maldición, lo que debes hacer es acercar la presencia de Dios a esa persona, para que el fuego de su presencia la haga libre.

 

 

 

 

 

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