ESTADOS ALTERADOS DE CONCIENCIA DENTRO DEL CRISTIANISMO

ESTADOS ALTERADOS DE CONCIENCIA DENTRO DEL CRISTIANISMO

Para entender este tema definamos primero cuando una persona se encuentra en un estado consciente.

Esto sucede cuando una persona sabe quién es en un momento determinado y reconoce el entorno en el que se encuentra.

En general todos nosotros al despertar sabemos como nos llamamos, qué somos, qué hacemos; es decir, tenemos conciencia de nuestra existencia, y además de eso, reconocemos el lugar en el que estamos, por ejemplo nuestra casa.

Pero hay estados de conciencia en los que esto no pasa, a esto es a lo que se le llama estados alterados de conciencia.

Un ejemplo de esto es por ejemplo el sueño, ahí estamos en un mundo que no es nuestro mundo real; otro es cuando nos encontramos dentro de un trance por haber consumido sustancias psicotrópicas, tampoco sabemos en que mundo estamos y a veces ni siquiera nos reconocemos; otro podría ser al entrar en coma, muchas personas han registrado que en un estado así han salido de su cuerpo y han visto el mundo desde otra perspectiva.

Ahora bien, estos estados alterados de conciencia han sido utilizados por prácticamente todas las religiones del mundo para tener experiencias sobrenaturales de un mundo que va más allá de nuestra realidad.

El cristianismo no es la excepción, y ejemplo de ello es lo que vieron Pedro, Santiago y Juan en la transfiguración, donde estando de alguna manera despiertos ven a Jesús platicando con Elías y Moisés.

Otro ejemplo es Pablo en el camino a Damasco, donde el oye una voz que nadie realmente percibe aparte de él.

Y ni decir de Apocalipsis, donde ahí prácticamente todo el libro fue escrito en una especie de viaje fuera del cuerpo, en el que Juan ve y escucha cosas que nunca nadie más había visto ni oído.

Y es que de alguna manera los estados alterados de conciencia son algo normal para el ser humano, siempre han existido y por lo visto para los cristianos de los primeros siglos era algo común tenerlos, sin embargo al correr de los siglos estas experiencias han ido menguando dentro de la iglesia.

De ahí que hoy, aún la iglesia evangélica, más que un cuerpo vivo que siente y se relaciona con su creador de manera directa, se ha ido transformando más bien en una entidad administrativa llena de simplemente mandamientos, ritos y reglas de hombres, que poco sirven para alimentar el hambre espiritual que todos los seres humanos tenemos.