LA INCLUSIÓN DE LA MUJER EN LA IGLESIA PRIMITIVA

LA INCLUSIÓN DE LA MUJER EN LA IGLESIA PRIMITIVA

Una de las claves que explica la rápida expansión del cristianismo en el mundo antiguo, es que era incluyente, no importaba quién fueras, ni a qué te dedicaras, siempre habría un lugar dentro de él para ti.

Aceptaba esclavos, le daba su lugar también a los niños, pero sobretodo permitía a las mujeres participar activamente, lo cual les daba una importancia que fuera de la iglesia no tenían.

Y es que sí, las mujeres formaron parte del movimiento de Jesús desde el principio, como colaboradoras, pero sobretodo como benefactoras del mismo, lo cual naturalmente les dio relevancia.

Y sumado a esto, al comenzar a formarse la iglesia, esto se hizo dentro de las casas, que eran culturalmente el espacio exclusivo de la mujer en el mundo antiguo, y especialmente en el mundo romano, porque el espacio público era prácticamente exclusivo de los hombres; lo cual facilitó a las mujeres no solamente el ser benefactoras del movimiento cristiano, sino también líderes, misioneras, diaconisas, profetas.

Todo esto, junto a otros movimientos que ya estaban en marcha dentro de la sociedad de los siglos I y II, permitió que la mujer pasara del papel de esposa sometida al dominio del padre de familia, al papel de compañera suya, lo que le dio una mayor libertad social.

Esto fue algo sumamente atrayente para la mujer de esos tiempos y fue un factor decisivo para que el cristianismo creciera de un modo tan acelerado en esos momentos; de ahí que la lista de mujeres que colaboraban con el evangelio sea tan grande: María, Trifena, Trifosa, Pérsida, la madre de Rufo, la hermana de Nereo, las hijas de Felipe, Priscila, Evodia, Síntique y muchísimas más.

Y es que la mujer, aunque en la mayoría de las sociedades no ha sido valorada adecuadamente, tiene en realidad un potencial enorme, y la Biblia lo describe adecuadamente al hablar de la mujer virtuosa, pues no solo cuida bien de su familia, también es buena negociadora, sabe invertir, soporta largas jornadas de trabajo, es previsora y sumado a todo esto, hace las cosas con amor.

De ahí que para la iglesia primitiva halla sido tan importante para su crecimiento.

Desgraciadamente este crecimiento no fue continuo, y a finales del siglo II cuando las reuniones de la iglesia primitiva pasaron nuevamente de las casas a los edificios exclusivos para el culto (iglesias), es decir, nuevamente del espacio privado al espacio público donde la mujer ya no tenía la misma relevancia que el hombre, el papel de la mujer fue cada vez menos importante.

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