LA SOCIEDAD AGRÍCOLA EN LA QUE JESÚS CRECIÓ

LA SOCIEDAD AGRÍCOLA EN LA QUE JESÚS CRECIÓ

Jesús creció en una sociedad cuya economía se basaba en el cultivo de la tierra, de ahí su nombre de agrícola, solo que en esta sociedad los campesinos que cultivaban la tierra no eran en general sus dueños, sino que la tierra estaba en manos de gente rica que vivía en las ciudades.

A una parte de estos propietarios se les llamaba propietarios ausentes, porque ellos no vivían en sus tierras, sino que las daban a arrendatarios o aparceros que las hacían producir.

En otros casos los propietarios se hacían de esclavos, siervos o jornaleros que les trabajaban sus tierras para así hacerlas rentables.

La diferencia entre aparceros y arrendatarios estriba en que los aparceros debían darle una parte proporcional de la cosecha, mientras que los arrendatarios le pagaban un precio anual fijo, ya sea en dinero o en especie como alquiler.

Gran parte de todas estas relaciones laborales son reflejadas en las parábolas de Jesús al explicarle a la gente como es el Reino de los Cielos.

En la parábola de los jornaleros que está en Mateo 20 se nos presenta al dueño de una viña que contrata vendimiadores jornaleros para trabajarle su tierra.

En la parábola de los viñadores homicidas de Marcos 12, ahí se habla de Dios como de un propietario ausente, que solo cuando es el tiempo de la cosecha manda a exigir a sus aparceros la parte que le corresponde.

En la parábola del trigo y la cizaña que aparece en Mateo 13 se menciona solo a los siervos que han sembrado trigo, pero no se especifica si son siervos adscritos a la tierra o esclavos.

En la parábola de el mal administrador de Lucas 16 se habla del administrador de un hombre muy rico que al parecer tiene varias de sus tierras arrendadas, ya que la labor de este es cobrar la parte correspondiente de los frutos a cada uno de los arrendatarios.

Porque eso también es cierto, muchos arrendatarios y aparceros se endeudaban con los propietarios de las tierras, y entonces quedaban obligados a trabajarlas por muchos años hasta recuperar el monto de la deuda.

Y es que el objetivo de Jesús al hablar así, era que sus oyentes, que han deber sido en su mayoría campesinos, le entendieran de manera clara lo que en realidad significaba el Reino de los Cielos, un Reino donde el dueño de todo ser humano es su Padre, y en el cual un día se habrá de dar una cosecha final de almas donde se determinará el destino final de cada ser humano.

Por eso hoy si tú eres un pastor evangélico, un líder o alguien que simplemente predica la Palabra, debes saber que tu eres ese arrendador, ese aparcero, ese siervo, ese jornalero o ese esclavo que estás al servicio del Rey; y que un día recibirás la paga adecuada, ya sea para vida o ya sea para muerte, pero de que la vas a recibir ten por seguro que la recibirás.

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